"Dos segundos es todo lo que basta para formarnos una idea de otra persona por su apariencia y 18 encuentros más para cambiar esa imagen", es lo que nos dice Margaret Batting, asesora de imagen.
Así es, estudios científicos han demostrado que no es nada fácil cambiar esa primera percepción, si se quiere cambiar, por supuesto.
"Nosotros juzgamos y hacemos una historia a partir de la imagen que vemos, algo que es naturaleza humana. Es percepción y la percepción es nuestra realidad. Si hacemos esto con la otra gente, la otra gente hace lo mismo con nosotros", dice Margaret Batting, reconocida asesora de imagen, fundadora de Eléve Image, una compañía especialista en imagen profesional y comunicación no verbal en Boston, Estados Unidos.
Margaret tiene certificaciones de la Asociación Internacional de Asesores de Imagen, del Instituto de la Imagen de Londres y del Instituto de la Comunicación Visual en Nueva York. Ha sido entrevistada en destacados medios de comunicación en su país, gracias a su experiencia en talleres que les recuerdan a los profesionales que son ellos quienes deciden qué se ponen y la forma de ponérselo. "Tenemos el control total sobre la historia que queremos contar con nuestra apariencia", dice. Así que, ¿Qué es lo que queremos proyectar en ese primer instante?
Según Batting, lo primero que se debe tener en cuenta para responder ese interrogante es que la vestimenta y los otros elementos como los accesorios y el maquillaje estén acordes con aspectos relacionados con la trayectoria profesional, el cargo que se ocupa, la imagen de la compañía para la cual se trabaja y que sean coherentes con la comunicación verbal y no verbal que se utiliza.
A continuación, un listado de las cosas que menos ayudan a la imagen profesional:
- Ropa que no encaja. Que realmente las diferentes prendas de vestir queden bien y no se vean como prestadas o descuidadas aumenta la credibilidad. Por ejemplo, las mangas de la chaqueta deben terminar a la altura de donde empieza el dedo gordo, no se pueden usar los mismos pantalones con tacones que con zapatos planos, porque el largo debe variar y no debería ser igual.
- Vestirse muy informalmente o muy joven. Hacerlo puede proyectar exactamente eso, que se es informal o muy joven para asumir el negocio o el cargo.
- Gafas pasadas de moda. Se puede percibir como que se está desactualizado.
- Ropa muy ajustada o mostrar mucha piel. Se ve mucho en las revistas y en televisión, pero no en un departamento donde se hacen negocios. "Entre más piel muestras, menos poder reflejas que tienes. No quieres ser recordada por tus senos sino por tu cerebro", dice Batting. Los escotes se vuelven una distracción para quien está al frente, sea hombre o mujer y, si se trata de una reunión de negocios, lo importante es que se centren en el trabajo sin distractores.
- Pelo fuera de control o pasado de moda. La imagen debe ser de una persona que se cuida.
- Mal cuidado personal o exceso de algunas cosas. Descuido en el cuerpo no proyecta precisamente cuidado en los negocios. Tampoco exagerar. Por ejemplo, en el exceso de perfume no permite la concentración, y hay que contemplar la posibilidad de que el entrevistador sea alérgico.
- Ropa desgastada. Hay que revisar que no haya nada roto o que represente descuido.
- Sin maquillaje o mucho maquillaje. El labial da credibilidad. Está comprobado que el labial captura la atención. Las personas ponen más atención a la boca y a lo que la persona está diciendo.
- Zapatos que necesiten reparación o tacones muy altos. Todo en los zapatos es muy importante, desde cuánto suenan al caminar, hasta si están húmedos por causa de la lluvia afuera. Los zapatos descuidados no son fáciles de esconder, sobre todo cuando se cruza una pierna, pues quedan totalmente a la vista.
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